Pese a carencias del sector, la producción venezolana de maíz aumentó en por lo menos 1 millón 200 mil toneladas

La Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos (SVIA) presentó un balance sobre la superficie de siembra de los principales cereales durante el ciclo de invierno de 2023, que en total alcanza 285 mil hectáreas con relación al año 2022.

Saul Elías López, presidente de la organización, explicó que hubo un incremento en la superficie sembrada de maíz blanco y amarillo que ronda las 35 mil hectáreas en comparación con el año pasado, y «estamos en 285 mil hectáreas, tenemos un incremento en los niveles de producción estimado en un millón 200 mil toneladas de maíz y un incremento en los rendimientos de 4.2 toneladas por hectárea».

En el caso de la cadena de valor del arroz se mantiene similar al año pasado en superficie de 83 mil hectáreas, disminución en la producción y una reducción en los rendimientos, relacionado sobre todo con los fenómenos La Niña y El Niño, y con la caída de las expectativas de precio de este rubro, que evidentemente requiere mayor inversión. Para López la falta de financiamiento y la incertidumbre en el suministro de gasoil son factores que afectan a la producción agrícola en el país.

La falta de financiamiento es uno de los principales obstáculos que enfrenta desde hace varios años el sector agropecuario, afectando también a las maquinarias, tractores y herramientas tecnológicas para la producción. En cuanto a la escasez de combustible, en especial de gasoil, López indicó que es otro de los problemas que afectan al campo venezolano, cuya producción se encuentra mayoritariamente en manos del sector privado.

Solamente «para atender todo el ciclo de invierno que va de mayo a octubre se requieren 60 millones de litros de diésel y la incertidumbre en el suministro del combustible afecta mucho a la actividad agrícola y a los productores», afirmó López.

La distorsión de la información es otro de los cuellos de botella, señaló López: «Hay que hacer análisis de la información de las cadenas agroalimentarias y mantener bien informados a los productores».

Parte de esa integración debe ser incorporada con tecnología que permita hacer estudios de mercado, con análisis de mercado desde el punto de vista inteligente, «para que no ocurra lo que ocurrió, por ejemplo, con el frijol chino, que hubo una producción importante en el año 2021, pero al solo haber cinco empresas que tienen licencia de exportación para Vietnam, porque ni siquiera podemos exportar a China directamente, sucedió que no se pudo colocar todo el producto y se terminó perdiendo dinero, y el más afectado es el eslabón más débil, que es el productor».

DL / ElUniversal

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