Los agricultores franceses siguen adelante con su idea de bloquear los accesos a París con sus tractores y provocar gran cantidad de retenciones de tráfico en torno a la capital francesa. Así, pretenden asediar la sede del poder en Francia en una batalla con el Gobierno sobre el futuro de su sector, que sufre la repercusión de la guerra en Ucrania.
Las protestas de los trabajadores del campo en las principales autopistas que se dirigen a París y las continuas movilizaciones en otros lugares de Francia auguran otra semana difícil para la gestión del nuevo primer ministro Gabriel Attal, quien todavía no ha cumplido ni un mes en el cargo.
La semana pasada, Attal intentó desactivar el movimiento de los agricultores con una serie de medidas a favor de la agricultura, pero no lo consiguió. Los campesinos consideran que no se han satisfecho sus exigencias. Así, piden que la producción de alimentos sea más lucrativa, más justa, y resulte más cómoda.
En respuesta a las medidas gubernamentales, prometieron concentrarse a partir del lunes por la tarde con sus tractores en las principales autopistas que comunican con París, para crear lo que describieron como un «asedio a la capital» destinado a obtener más concesiones del Gobierno de Attal.
«Nuestro objetivo no es molestar ni arruinar la vida de los franceses. Nuestro objetivo es presionar al Gobierno para que encuentre rápidamente soluciones, para salir de la crisis», declaraba a un medio francés Arnaud Rousseau, presidente del influyente sindicato agrícola FNSEA, uno de los que encabezan las protestas.
Los agricultores franceses se quejan de que la subida de los precios de los fertilizantes, la energía y otros insumos que utilizan para cultivar y alimentar al ganado, directamente relacionada con la guerra en Ucrania, ha mermado sus ingresos e incluso ha hecho insostenible la agricultura para algunos.
Los manifestantes también se quejan de que el sector agrícola francés, masivamente subvencionado, está excesivamente regulado y perjudicado por la burocracia y las importaciones de alimentos de países donde los productores agrícolas se enfrentan a costes más bajos y menos restricciones.
Además, los taxistas también organizaron protestas el lunes, que dificultaron más, si cabe, la normal circulación del tráfico en torno a París. Las autoridades advirtieron a los demás usuarios de las principales vías de entrada a la capital francesa que se prepararan para hacer frente a la problemática situación y utilizaran el transporte público si era posible.
El Gobierno del hexágono anunció el despliegue de 15.000 agentes de policía, la mayoría en la región de París, para atajar cualquier intento de los manifestantes de entrar en la capital, y también, para proteger sus aeropuertos y el mercado de Rungis, su centro de abastecimiento de alimentos frescos. El despliegue de vehículos blindados forma parte de las medidas de seguridad del Elíseo.
DL | Euronews