El crecimiento de la deuda pública en los países en vías de desarrollo y los enormes recursos destinados a su servicio están ahogando las posibilidades de progreso para casi la mitad de la humanidad, según alertó recientemente Naciones Unidas.
«Unos 3.300 millones de personas -casi la mitad de la humanidad- viven en países que gastan más en el pago de intereses de la deuda que en educación o sanidad», denunció el secretario general de la ONU, António Guterres, al presentar el informe titulado «Un mundo de deuda: un peso creciente para la prosperidad mundial».
Según Guterres, medio mundo se está hundiendo «en un desastre de desarrollo», con los Gobiernos obligados a elegir «servir a su deuda o servir a su gente» y sin espacio fiscal para invertir en mejoras para la ciudadanía.
«Es un fallo sistémico. Puede parecer que los mercados no estén sufriendo todavía. Pero la gente está sufriendo», insistió el secretario general de Naciones Unidas, que en los últimos años ha presentado varias propuestas para reformar la arquitectura financiera internacional y aliviar la carga de deuda de los países con dificultades.
Según los datos de los ONU, en 2022 el mundo alcanzó un récord de 92 billones de dólares de deuda pública, de la que los países en desarrollo representan una parte desproporcionada del total y, en general, pagan unos intereses muy superiores, a menudo a acreedores privados que les cobran unas tasas muy elevadas.
«De media, los países africanos pagan cuatro veces más por tomar prestado que Estados Unidos y ocho veces más que los países europeos más ricos», apuntó Guterres en una conferencia de prensa.
Un total de 52 países, casi un 40 % del mundo en desarrollo, se enfrentan a problemas de deuda y 36 están sobreendeudados o en alto riesgo, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En palabras de Guterres, esto es un «resultado de la desigualdad construida en nuestro obsoleto sistema financiero global, que refleja la dinámica de poder colonial de la época en que se creó».
Aunque la deuda pública lleva décadas aumentando, la pandemia y otras crisis recientes han acelerado la tendencia, sobre todo en los países en vías de desarrollo, donde el endeudamiento del Estado está creciendo más rápidamente.
A día de hoy, la mitad de las naciones en desarrollo dedican más del 1,5 % del Producto Interior Bruto (PIB) y un 6,9 % de los ingresos de sus gobiernos al pago de intereses, y en 55 de ellas ese último porcentaje supera el 10 %.
La ONU apuesta por una reforma en profundidad de todo el sistema financiero internacional, pero subraya también que hay medidas a corto plazo que pueden aliviar la situación, entre ellas un mecanismo que facilite la suspensiones de pagos, plazos más largos y tipos más reducidos para países con dificultades, incluidos algunos de ingresos medios.
También reclama que la comunidad internacional dé más liquidez en momentos de crisis usando instrumentos ya existentes en el marco del FMI o expandiendo los bancos multilaterales de desarrollo para apoyar inversiones.
DL / EFE